La depresión es un trastorno del estado de ánimo que afecta cómo te sientes, piensas y manejas las actividades diarias. No es simplemente sentirse triste o desanimado por unos días; es una condición médica que se manifiesta principalmente por una tristeza constante y una disminución del interés en las actividades que usualmente se disfrutan, lo cual puede implicar síntomas graves y persistentes.
Síntomas de la depresión
Algunos de los síntomas más comunes incluyen:
Tristeza persistente: Sentimientos de tristeza, vacío o desesperanza que duran la mayor parte del día, casi todos los días.
Pérdida de interés: Falta de interés o placer en actividades que antes disfrutabas, como pasatiempos, deportes o pasar tiempo con amigos y familia.
Cambios en el apetito: Pérdida de apetito o aumento del apetito, lo que puede llevar a pérdida o aumento de peso sin explicación.
Problemas de sueño: Dificultad para dormir (insomnio) o dormir demasiado (hipersomnia).
Fatiga: Sentirse cansado o sin energía la mayor parte del tiempo, incluso después de dormir lo suficiente.
Sentimientos de inutilidad o culpa: Sentirse inútil, culpable o tener baja autoestima.
Dificultad para concentrarse: Problemas para concentrarse, tomar decisiones o recordar cosas.
Inquietud o lentitud: Sentirse inquieto o tener movimientos y habla más lentos de lo habitual.
Pensamientos de muerte o suicidio: Pensamientos recurrentes sobre la muerte, el suicidio o intentos de suicidio.
La OMS estima que el 5% de los adultos (4% entre los hombres y el 6% entre las mujeres) tienen depresión en la actualidad
Sentirse triste por ciertas situaciones complicadas de la vida cotidiana o tener pensamientos negativos cuando hay problemas, forma parte de la normalidad y no quiere decir que tengamos un trastorno depresivo. Sin embargo, si los síntomas de la depresión duran al menos dos semanas y afectan tu capacidad para llevar a cabo las actividades cotidianas, podríamos estar experimentando un episodio depresivo.
A escala mundial, aproximadamente 380 millones de personas sufren depresión.
Según un artículo publicado en Comprehensive Clinical Psychology, aproximadamente el 75% de los casos de depresión son exógenos, con el 25% restante siendo depresión endógena. La depresión endógena se refiere a aquella que tiene un origen interno, como factores genéticos, neuroquímicos o biológicos; mientras que la depresión exógena se relaciona con factores ambientales, como eventos estresantes, baja tasa de actividades significativas y rumiación exacerbada.
Esto significa que para la gran mayoría de las personas un tratamiento basado en hacer cambios ambientales tiene grandes beneficios.
En el tratamiento de la depresión, es fundamental abordar la relación entre el estado de ánimo y las actividades diarias. La investigación ha demostrado que nuestras acciones influyen directamente en cómo nos sentimos, lo que hace que las actividades sean una parte esencial de nuestro enfoque terapéutico.
En el tratamiento para la depresión, nos enfocaremos en cómo tus actividades diarias influyen en tu estado de ánimo. Aprenderás cómo tus acciones pueden mejorar cómo te sientes, haciendo que las actividades sean una parte esencial de tu terapia.
A menudo, nos encontramos atrapados en un ciclo negativo en el que la falta de energía y motivación te impide disfrutar de actividades que antes te gustaban. Identificar y abordar los pensamientos negativos y las emociones difíciles es crucial. También trabajaremos juntos para superar las barreras externas, como las relaciones difíciles o situaciones estresantes, que pueden dificultar tu participación en actividades significativas.
Nuestro enfoque incluye ayudarte a encontrar actividades que te brinden placer y satisfacción en tu vida diaria. Estas actividades no solo se centran en el disfrute inmediato, sino que también buscan generar una sensación de logro y satisfacción. Estableceremos metas a corto, mediano y largo plazo como parte de este proceso. Al visualizar una vida más plena y satisfactoria, podrás motivarte y proyectarte hacia un futuro más deseable.
Además, para mejorar tu estado de ánimo y promover tu bienestar emocional, es importante que cuides cuatro áreas principales de tu estilo de vida: salud, social, profesional y recreativa. Estas áreas te permiten establecer conductas que te brinden placer y logro, reactivando tu vida en diferentes aspectos significativos. Mejorar en estas áreas contribuye significativamente a tu recuperación y al mantenimiento de un estado de ánimo estable.